Diversión en la taberna +18 [ALMA ZAIFON y Shammy Floower]

No puedo evitar reír por su comentario acerca de los drogadictos que siempre rondan en las discotecas, eso es verdad y son increíblemente molestos. No voy a decir que nunca lo probé o que no me dejé llevar por los vuelos de ese tipo de droga, pero no la necesito para ser yo. Tomo su mano con la mía y comienzo a caminar hacia la calle, donde apenas pasan transeúntes como nosotras. Acaricio levemente el dorso de su mano con mi pulgar, mirándola cada tanto a los ojos, acompañando las miradas con sonrisas.
-¿Alguna vez has ido a la playa, durante la noche, tras una buena fiesta? -le pregunto, curiosa.
Es justamente allí a donde planeo llevarla, me gusta el suave contacto de la arena con mi piel, el sonido de las olas llegar hacia mí, es un bello espacio para compartir, coronado por un hermoso cielo estrellado. Ahora mismo ya no me preocupa si terminaremos envueltas en sábanas o no, aunque me gustaría. Creo que compartir un momento es más que suficiente.

Cuando nos encaminamos hacia calle ella tomó mi mano, a veces me hacía caricias con su dedo pulgar. Eso me relajaba un montón.

-La verdad es que sí, fue una situación parecida, porque fue en pareja, pero con un chico... Cuando estuvimos en la playa, había otras parejas pero nosotros nos lo pasamos bien, era una sensación de bienestar cuando caes en el amor, pero luego te das cuanta de que aparte de tener un principio, también tiene un fin.

Recodé, cuando tenía novio, fue un día fantástico, pero seguramente hoy sería mejor, porque no creo que con Alma pase lo mismo, la buena y gran diferencia es que él era mi novio, pero Alma no es mi novia.
La miro y sonrió, y le digo:
-¿Y tú? ¿Alguna vez viniste a la playa después de una fiesta?...

Lo que dice es cierto, lógicamente, hay que estar preparada para sufrir por amor, y luego del final a veces cuesta quedarse con los buenos momentos. Me hace aquella pregunta justo cuando llegamos a la playa, por lo que dirijo nuestros pasos lo más lejos del pueblo posible, no me gustan los mirones. Es una noche para nosotras y los demás no están invitados a meter sus narices de por medio.
-Si, varias veces... -murmuro como respuesta, recordando a Mia, la joven y hermosa francesa que conquistó mi corazón hace tantas décadas. Nunca hablé de ella con nadie, apenas si la mencioné alguna que otra vez, a veces temo que nombrar a los fantasmas ocasionarían su regreso para juzgarnos por nuestras acciones.
Me acuesto en la arena y espero a que ella haga lo mismo junto a mí. Le dedico una suave sonrisa, para luego depositar mi rostro en su pecho, suspirando.
-No hay nada más triste que la pérdida de un amor... y se supone que yo no debería sentir cosas como esas...

Llegamos a la playa y nos acercamos, nos alejamos del pueblo. Ya no estábamos a vista de nadie se echó en la arena y luego yo. Apoya su cabeza en mí, da un pequeño suspiro y a lo que añade, me dejó un poco pensativa.

-¿Perdida? el rechazo y el engaño también es bastante doloroso, porque sabes que esa persona no volverá a ser la misma. Pero la vida sigue, y no hay que derrumbarse. -Le contesté acariciando su pelo.- Todos sentimos el amor tanto el bien como el mal, tú eres una persona que le gusta hacer el mal, pero aun así eres persona, y tienes sentimientos. No digas que no deberías sentir eso.

Shammy me acaricia el cabello, un gesto por demás muy hermoso, por lo que decido no mover mi cabeza mientras dure el efecto. Puedo notar que apenas me conoce, no diría lo mismo si supiese lo que soy y como soy realmente. Pero por momentos no me atrevo a decírselo, ¿qué tal si eso arruina la noche por completo? Reflexiono esas ideas mientras escucho sus palabras, por las cuales consigue sacarme una sonrisa, aunque después de como terminó mi primera gran experiencia sobre el tema no sé si me animo a algo semejante otra vez.
-Tal vez no debería... ¿Cómo puedes saberlo? -le pregunto mientras decido cambiar de postura para recostarme lentamente sobre ella, mirándola a los ojos. Puedo notar mi pecho palpitar con fuerza contra su vientre, sin apartar mi mirada de su rostro. Poco a poco me arrimo más a ella y vuelvo a unir mis labios con los suyos, retomando aquel beso perdido que dejamos en la discoteca, pero haciendo que este sea más profundo y más largo que el anterior.
Cuando vuelvo a despegarme de ella, dejando mis labios apenas rozando su piel, murmuro con algo de pena, mientras la miro sin apartar los ojos.
-Shammy... soy una demonio, de las criaturas más viles sobre la Tierra. El destino me anunció que no puedo amar.
Y de que forma, una novia asesinada es un mensaje más que claro para mí.

Estábamos teniendo una conversación un poco delicada con el tema de los sentimientos. Conseguí sacarle una sonrisa, pero solo por ese momento.

-¿Por qué crees que no deberías? ... la verdad es que no puedo saberlo tienes razón, pero es lo que yo opino. Tú y yo somos muy diferentes... -Era cierto, porque un demonio siempre pensaría y vería las cosas de otra forma.
Sin dejar de mirarme a los ojos se va acercando lentamente, sus labios vuelven a tener un contacto como el de la discoteca, pero esta vez fue más intenso y duradero.
Al despegase de mí, a muy poca distancia, me dice sin apartar su mirada de mis ojos, que los demonios no podían amar.
Pasé mi mano por su cuello y volví renacer ese beso pero esta vez fue un beso flojo, suave, de lengua. Dura mucho más que los otros dos, beso sus labios, una y otra vez y luego los míos se separan de los suyos y le digo:
-¿Quieres realmente amar? ¿Te gustaría poder amar? -Le pregunto en voz muy baja.- ¿No pensaste nunca que el destino, te haya podido dar una segunda oportunidad?.....

Nuestras palabras se ven interrumpidas cada vez que nos dejamos llevar por esos dulces besos, que a cada momento se vuelven más apasionados y constantes. Prácticamente me entrego a ellos, a las sensaciones que producen en mi cuerpo, en mi mente. Escucho sus últimas palabras sin despegar mis ojos de los suyos, mientras me posiciono mejor sobre ella para terminar acostada entre sus piernas y con mi rostro a la misma altura que el suyo.
-Si me gustaría volver a amar... -respondo con un susurro.- Pero no se si me merezco algo tan hermoso otra vez...
Siento mi corazón palpitar mientras mis besos se deslizan por su mentón hasta su cuello, acariciando sus hombros suavemente, notando como los sentimientos encontrados se mezclan con la excitación que sus palabras y caricias producen en mi cuerpo.
-Creo que es mi turno de preguntarte qué es lo que sientes ahora, preciosa... -murmuro junto a su oído tras abandonar los besos en su cuello, intentando mantener un tono de voz entre romántico y sensual.

Contesta, a mis preguntas estaba un poco triste por eso que le pasó pero yo creo que tiene arreglo, todos podemos conseguir lo que queramos, solo hay que proponerlo, todo es cuestión de tiempo.
Entre besos y besos, noto que baja hasta el cuello poco a poco. Ese cosquilleo en el cuello, todo lo que hacía me parecía bien y no quiero que ese momento termine.
Ahora llegó su turno, para saber todas sus dudas, cambio un poco su amino, ahora la notaba mejor, me hablo mas romántica y sensual.

-¿Quieres saber lo que siento? Bueno pues muy bien, -Le dije un una sonrisa, mirándola a los ojos, y esta vez fui yo la que le guiñó un ojo.- Ahora mismo, en este momento, me siento muy bien, se podría decir que tú eres en la persona en la que más confío, todavía no he hecho muchos amigos. Y no me gustaría que después de esto nos llevásemos mal...o no nos hablásemos. A lo mejor tú no piensas lo mismo, pero a mí me gusta llevarme bien con la gente que he compartido algo importante, si te digo la verdad creo que yo en un futuro si que me podría enamorar de ti...

Yo también empecé a besarle el cuello con mas dificultad ya que estaba debajo. Pasé las manos alrededor de su cintura.

Deposito suaves besos en sus mejillas mientras me responde la pregunta, algo que no esperaba oír pero al mismo tiempo sí, como si fuese dos versiones mías que esperaban cosas distintas. De cierta forma me deja anonadada, es la segunda persona que me dice algo así en toda mi vida y lo mejor que pude hacer con la primera fue sepultarla en mis recuerdos más profundos. Por lo general llevo la voz cantante cuando estoy con chicas que me gustan, pero en estos momentos no sé muy bien cómo reaccionar o qué responder. Tal vez no hagan falta palabras, tal vez simplemente me tenga que dejar llevar. ¿Qué mal puede hacerme?
Dejo que mis manos se escabullan al cuerpo de ella como si se tratase de una antigua amante en un exótico reencuentro. Acaricio sus brazos y paso a su pecho, disfrutando el tacto de su suave vestido, mientras me acomodo mejor sobre ella, dejando que mis senos se aplasten contra los suyos.
Mis labios acuden con ansía a los suyos para devorarlos con deleite, uniendo mi lengua a la suya una vez que nuestras bocas se convierten en una sola. Comienzo a mover mi cadera contra su intimidad, como si todo el placer del encuentro saboreara un sentimiento distinto a la lujuria. Deseo con todo mi corazón que unamos nuestros cuerpos y nos fundamos en el deleite de compartir nuestra más íntima esencia.


Off: no recuerdo si Shammy le dijo que era un ángel, ¿lo hizo? xD

Mientras nuestros cuerpos se acoplan uno sobre el otro como si de una simbiosis perfecta se tratase, yo pienso en lo gratificante que me está resultando estar con ella, como si algo dentro mío supiese un secreto que aún no consigo desvelar. A cada segundo quiero sentirla más y más con mis caricias y besos, quiero que el contacto de nuestras pieles terminen siendo una sola. No puedo dejar de besar sus labios, de jugar con su lengua más que otra cosa, y aunque deseo entregarme a todos estos sentimientos, mi cerebro no para de funcionar. Ella me dejó saber qué era un ángel y ahora sabe cuál es mi verdadera naturaleza, lo que me llena de dudas. En un momento me detengo y la miro a los ojos, profundamente, para dejar que las preguntas salgan solas de mis labios:
-¿Que dirían los ángeles si supiesen que una de ellas aceptara el cariño de una demonio? -una duda que me aterra en un punto.- Shammy... si yo te entregara mi corazón, ¿podría ser posible nuestra unión? ¿Nuestras razas lo aceptarían?
Aunque le cueste creerlo, si me importaría algo así. Nunca antes me había metido en líos con otros demonios, y junto a los ángeles son las únicas criaturas a las que temo y respeto en la misma medida, son fuerzas que van más allá de mí. ¿Qué si me dejo llevar por los sentimientos que produce en mí y después alguien me la arrebata? No sé si podría soportarlo otra vez...

Claramente ella lo ve desde el punto de vista de un ángel, todo acerca de paz y unidad y cosas como esas. La única verdad que conozco sobre el tema es que una vez me enamoré y fui feliz, hasta que se me dijo que eso no era posible. Pero sus preguntas generan más dudas en mí, teniéndola de esta forma junto a mí ya no quiero seguir debatiendo el tema. Mi mente deja de pensar por un momento, hasta que finalmente cierro los ojos y le doy un beso, suave ya sin pasión, pero si con amor.
Vuelvo a abrir los ojos y en ellos se ve ese fuego tan característico de los de mi especie. Le dedico una sonrisa desafiante y murmuro junto a su oído:
-Soy una demonio libre, nadie puede decirme qué hacer o qué no hacer. Ni demonios ni ángeles, respondo solo a mí -digo estas palabras con voz firme, sinceras.- Si te entrego mi amor, ¿prometes no romperme el corazón?
Le pregunto esto último con la voz a punto de quebrarse, notando como en mi pecho los latidos se aceleran, cosa que seguramente notó al tener nuestros cuerpos tan juntos. Deseo llenar su rostro de besos, pero prefiero esperar a su respuesta, no quiero adelantar un momento que tendrá mucho más significado y que viviré de forma distinta según sus palabras.

Sonrío al escuchar sus palabras, aunque siendo un ángel difícilmente pueda comportarse como algo malo. Tal y como me lo indica con sus gestos, está esperando una respuesta por parte mía, algún tipo de confirmación a toda esta situación. Internamente pienso que no tengo nada para perder y al parecer ambas estamos desesperadas por amor. Tomo su rostro con mis manos y lo giro para que me mire; me inclino sobre ella y deposito suaves besos sobre sus labios, y entre cada uno de ellos dejo que oiga mi respuesta.
-Entonces me embarcaré en una aventura amorosa contigo, Shammy... y te daré la oportunidad de demostrarme que aún me merezco el amor de otra persona.
Finalizo con un beso más profundo, siempre sonriéndole, para luego recostarme en la arena a su lado y llevar su cabeza a mi pecho para poder acariciar sus suaves cabellos que ya están produciendo una suerte de fascinación en mí.
Mirando las estrellas en ese espectacular cielo despejado me sorprendo por haber tomado una decisión así sin estar subyugada por los efectos del alcohol, pero si de verdad merezco una segunda oportunidad, entonces no va a ser una mala decisión...

Mirando hacia un lado, coge mi rostro con una mano y me hace mirarla. Entre besos, deja que oiga su repuesta. Había aceptado. Sonreí, estaba alegre, no dije nada en ese momento.
Se echó a un lado, y fui yo esta vez quien me apoyé en su pecho. Mirando las estrellas, notaba el latir de su corazón, al mismo tiempo que ella me acariciaba el pelo.

Esto no era nada más que el principio, no se como se lo tomaría los otros, pero no iba a estar con ella en secreto, si quieren que lo acepten y si no... no es nuestro problema, ¿Qué mal podía pasar? Por contar que a ella no le molestase estar mal con los de su especie, que era lo que más me preocupaba a mí, por lo demás está todo bien. Si tengo que renunciar a estar con los ángeles por Alma, la elegiría a ella, solo esperaba que ella hiciese lo mismo. Un amigo te acepta tal y como seas y lo mejor, es que acepta tus decisiones, si no acepta tal y como eres, eso quiere decir que estás más que solo.
Levanté mi cabeza para decirle al oído:
-Te quiero...
Luego la volvía a apoyar en su pecho. Sentí un poco de frío, me acurruqué aun más pegada a ella para conseguir calor.

Noto como se acurruca más hacia mí cuando sopla una suave brisa fría, haciendo que mis brazos la rodeen casi sin pensarlo. Mientras paseo mis dedos entre sus rubios cabellos, enrollándolos dulcemente, comienzo a darle suaves besos en su frente, disfrutando del tacto entre mis labios y su piel. No puedo decir que esté firmemente enamorada de ella, es sólo un cálido sentimiento que ella me produce y que quiero dejar crecer para que se convierta en lo que tenga que convertirse. ¿El inicio de un amor? Si, me gusta como suena eso, creo que estoy lista para volver a vivirlo.
Poco a poco voy incorporándola, queriendo responderle no con las mismas palabras, sino con acciones. Quiero hacer que sienta lo que sólo una persona especial para mí puede sentir. Me termino sentando en la arena, con las piernas desplegadas, y la siento a ella sobre mí, dejando que sus piernas pasen por mis costados y se asienten detrás mío. Me gusta esta posición, la adoro. Repito esos besos detenidos, entregándome por completo a sus labios, jugando apasionadamente con su lengua.
Noto mi pecho pegarse al suyo, temblando no por frío, sino porque estoy nerviosa, aunque parezca imposible hasta para mí. Llevo una de mis manos por sus hombros hacia abajo, llegando a su vientre, mientras la otra acude a la terminación de mi propio vestido corto y lo arrastra hacia mi cintura, dejando mis bragas más expuestas para poder abrir mejor mis piernas. Deseo entregarme por completo a ella, y con estos gestos quiero demostrarle que puede tomar lo que desee de mí.

Agradezco que se anime a recorrer mi cuerpo con sus caricias, sin impedírselo en ningún momento. Mientras nuestros labios están ocupados unos con otros y ella decide explorar mis pechos aún bajo mi vestido, yo introduzco mis manos por debajo de su propia prenda, rodeando su cintura hasta llevar a su trasero, para acariciarlo aún por encima de sus bragas. Lo siento suave y delicioso, no puedo evitar notar como ya mi ropa interior está toda mojada por la excitación que me produce. Meto una de mis manos dentro de la fina tela de sus bragas y acaricio sus nalgas directamente, pasando mi dedo índice por el medio de las mismas.
-No hace falta que preguntes, cariño... estoy adorando esto -le respondo en un momento que dejamos de besarnos. Luego de decir eso quito mis manos de su cuerpo para ayudarme a liberarme de mi vestido, arrojándolo a un lado junto al sostén ya suelto. De esta forma me reclino un poco hacia atrás, ofreciéndole mis pechos a sus labios para que se complazca con ellos.
Mientras dejo que haga eso, una de mis manos acude a su vientre y luego a sus propios senos, para acariciarlos y apretarlos aún por sobre su vestido. Tengo muchas ganas de poseerla ahora mismo sobre la arena, o de que sea ella quien me posea...

Shammy decide no perder el tiempo y se entrega por completo a este juego apasionado por el cual ambas vamos a recibir el mejor premio de todos. En cuestión de minutos ambas quedamos desnudas, yo recostada en la arena y ella sentada sobre mi vientre, dándome placer al besar mis pechos. Acaricio su cabello, corriéndolo de su rostro, y le presento a su lengua mis pezones, ya erectos y muy sensibles al contacto de su lengua. Al mismo tiempo llevo mi mano por su vientre hasta llegar a su intimidad, para pasar mi dedo índice entre sus labios vaginales, acariciándolos levemente para empezar.
Comienzo a frotar su clítoris con mi pulgar, preparando el terreno para lo que planeo hacer a continuación. Todo esto lo hago con un poco de dificultad, dado que su maravillos trabajo con mis senos hace que emita débiles gemidos muy continuos, desconcentrándome por momentos. Pero eso no va a pasar, y no tardo en introducir mi dedo en su vagina, sin presionar y sin apurarme, pero lo suficiente para empezar a masturbarla mientras froto sin culpa aquel dulce botoncito que tanto placer va a darle.
¿Cómo no querer desesperadamente a una mujer como ella? Parece tenerlo todo, o al menos todo lo que necesito de una compañera.

Cuando ella roza mi clítoris y luego mete su dedo en mi vagina no puedo evitar gemir de placer, cerrando los ojos, al tiempo que llevo mi intimidad más hacia su mano para sentirla más adentro. Me incorporo, sin dejar de masturbarla en ningún momento, y volvemos a quedar sentadas, ella sobre mí. Me inclino para besar sus pechos mientras nuestros se deleitan mutuamente. Paseo mi lengua por su piel, suave, apetecible, para luego terminar coronando mis labios en sus pezones, notándolos duros al contacto con mi saliva. Es deliciosa, le haría decenas de cosas ahora mismo y dejaría que me las retribuya cada una.
Poco a poco nuestras manos me resultan insuficientes, y sin dejar de besar y succionar sus senos, voy acomodando mis piernas con las de ella para que nuestras vaginas terminen en completo contacto, en esa maravillosa posición conocida como tijera. Froto mi intimidad con la suya, notando como nuestros jugos se mezclan, haciendo fuerza contra su cuerpo para darle más placer a mi clítoris en ese roce que me está volviendo loca, mi cuerpo comienza a traspirar cada vez más y mis gemidos se vuelven más audibles a cada segundo.

Encierro uno de sus pechos con mi mano, apretándolo eróticamente mientras muevo con mayor frenesí mi vagina contra la suya, cerrando los ojos para poder disfrutar de las oleadas de placer que atraviesan mi cuerpo, mientras me muerdo el labio para no gritar su nombre. Puedo notar como el calor crece en mi vientre, subiendo por mi pecho y bajando velozmente de regreso a mis partes íntimas, y en el momento que estoy por llegar al orgasmo vuelvo hacia Shammy y deposito un profundo beso en sus labios, queriendo sentirla completamente mía al instante en que noto mi corrida cargada de placer. Me obligo a separar mi rostro del suyo para poder jadear a gusto, moviendo mis caderas sin tanta fuerza luego de aquel preciso segundo de pasión infinita.