Taberna con dos chupasangres (Tsuki & Akasha )

Tenía curiosidad por visitar el pueblo en donde se encontraba el internado. Me vestí de color oscuro, como siempre, me maquillé y me dirigí a visitar el pueblo.
Miraba a mis alrededores, y nada en especial me interesaba. Visualicé una taberna, entré sin prensarlo, hacía mucho que no me tomaba una bebida refrescante.
Aquello estaba lleno de hombres, como era de esperar. Me quité mi cazadora de cuero con estilo y me senté en la barra.
La verdad es que olía un tanto a sudor, pero era lo que había, a caballo regalado, no le mires los dientes, como se suele decir.
Comencé a pensar en Tsuki, era la primera vez que alguien desconocido me hablaba con tanta educación como mostraba él, tal vez sería por que había sido convertido hace mucho tiempo, los modales se estaban perdiendo en estos tiempos.
Levanté la mano para pedir una bebida, el camarero me atendió.
- Un vodka negro por favor.-

"No es una cita" Me dije a mi misma por última vez mientras cerraba por fin el armario y me decidía entre ropa "casual" o ropa más "arreglada". Finalmente, como NO es una cita decidí ir como si hubiese quedado con amigos, eso fue algo curioso puesto que llevaba desde que me alcanzaba la memoria sin amigos. Había decidido ponerme una camiseta negra de un viejo grupo de música que recordaba haber escuchado tiempo atrás, también cogí unos pantalones vaqueros cortos con algunas partes rotas.

Vestuario:

Tras ducharme, vestirme e ignorar la cajita en la que guardaba el maquillaje miré el reloj, algo nerviosa. Subí, con cuidado, la persiana para comprobar que ya había oscurecido, aunque todavía faltaban algunas horas para que pudiera verle. Pasé un largo rato intentando distraerme, pero no encontré algo que me distrajera, así que finalmente salí una hora antes de lo acordado. Vague por el pueblo durante más de media hora antes de dirigirme hacía la pequeña taberna en la que habíamos acordado vernos.

Dos minutos antes de que diera la hora llegué a la taberna, él estaba esperándome en la puerta. Parecía algo más normal de lo que habitualmente vestía, sonreí dudando en como saludar. Finalmente me incliné y besé sus mejillas torpemente.

- Hola.. Tsuki.. - Susurré en mi habitual tono de voz casi inaudible.

La verdad es que un vodka no era algo demasiado refrescante, pero no tenía ganas de una cerveza.
Miré a mi alrededor, un chico estaba sentado y apoyado sobre la pared en la puerta de la taberna, no le dí importancia alguna. Seguí observando lo que me rodeaba, estaba todo lleno de hombres. Dí un trago a mi bebida alcohólica.
De pronto noté que alguien me observaba, volví a mirar hacia atrás. Un hombre de unos cincuenta años hizo un comentario que si era una prostituta. No pude evitar contestar.
- ¿ Pero que dices gilipollas ? Vete a tu casa a hacerte pajas.-
No iba a consentir que me hablasen de esa forma.
De pronto el chico que estaba en la puerta de la taberna se levantó y una chica se acercó a él, seguí observando, estaba muy aburrida, tenía que entretenerme con algo. Logré visualizar el rostro del joven, ¿ Tsuki ? Iba vestido muy... ¿ normal ? Y esa chica quién era, una punzada en mi corazón se activó, no me podía estar pasando algo como eso a mí, no, definitivamente no estaba enamorada de Tsuki, sería caer muy bajo, yo nunca me enamoraría de alguien.
<<Me da igual lo que haga.>> Pensé.
Roté mi cabeza a mi vaso de vodka, comencé a enredar con él para olvidarme de lo que estaba pasando.
Me dí cuenta de que se habían derretido los hielos de mi vaso, pegué un trago, ya estaba aguado, pero seguía estando rico.
Me fui a levantar, pero mi orgullo me obligó a sentarme de nuevo instantáneamente, dejé de mirar a la chica que acompañaba a Tsuki, volví la mirada a mi vaso de nuevo.

Mientras me acercaba a Tsuki él se limitaba a mirarme, esperando a que al fin llegase a su lado. Él no dijo nada, sólo sonrió y me miró como si quisiese guardar una fotografía mía en su cabeza, después miró al interior de la taberna, yo llevé mi mirada hacia el mismo lugar al que miraba él.

Mi sonrisa se borró durante unos instantes al ver a quien mirada Tsuki, una chica rubia bebía algo en el interior de la taberna. Instintivamente llevé mi mirada hacia el vampiro, buscando algo que me calmase. "Una conocida" fue como la defino Tsuki.

Asentí forzando una pequeña sonrisa en mi rostro, después entramos y nos acercamos a la conocida de Tsuki. Una vez estuvimos a su lado me limité a sonreír sin decir nada.

Dí mi último sorbo a mi bebida alcohólica y cuando me quise dar cuenta Tsuki y la chica que le acompañaba estaban a mi lado. Realicé una media sonrisa.
-No me dijiste que tenías novia.- Reí burlona.

La verdad es que Tsuki iba muy ''normal'' por así decirlo, quizás si hubiese ido vestido con ropa del mismo estilo que la del otro día le habría reconocido fácilmente. Su pelo estaba suelto, sin ningún adorno. Y sobre la chica que le acompañaba, tenía el pelo suelto sin orden alguno y llevaba una camiseta de un grupo bastante conocido, yo lo había escuchado varias veces, y no me disgustaba, pero yo prefería a otros grupos como ''Metallica''.

Me recogí el pelo hacia atrás con la mano derecha.
Miré directamente a la joven que acompañaba a Tsuki.
-Creo que no tenemos el placer de conocernos.- Dije arqueando ligeramente la ceja izquierda.

¿Novia? Yo no era novia de nadie, el hecho de haber quedado con él no quería decir nada. Mordí mi labio inferior de forma imperceptible algo molesta por la situación. "El amor no existe" me dije a mi misma intentando convencerme de que entre Tsuki y yo no había nada, pero el recuerdo del cementerio vino a mi mente.

Cuando me disponía a contestar Tsuki se adelantó, probablemente adivinando que me disponía a contestar de la forma más borde que pudiese. "Encantada Alice" Murmuré sin darle mucha importancia a las presentaciones y después seguí a Tsuki para sentarme a su lado.

Un hombre se acercó a nosotros preguntando si queríamos beber algo, yo sonreí de forma inocente haciéndole ver, o creer, que no quería - o debía - beber nada. Sonreí a Tsuki cuando este habló casi como el resto de la gente pidiendo una cerveza, cuando el hombre desapareció se la ofreció a Alice volviendo a su extraña forma de hablar. Al rato noté como me daba la mano, sonreí sin mirarle también disimulando.

Arqueé una ceja a la ingeniosa respuesta de Tsuki, abrí la boca para protestar, pero mis cuerdas vocales no me ayudaron a producir ningún sonido, en realidad me arrepentí de haber abierto la boca, una bocecilla me interrumpió, provenía de Akasha, y no lo llegué a entender muy bien, pero tampoco me importó el significado de ese susurro casi inexistente.

De pronto sin previo aviso, un hombre se acercó a nosotros preguntando que queríamos de beber, Tsuki pidió una cerveza fría, mientras Akasha dibujó una sonrisa inocente en su rostro, miré para otro lado para que no se diera cuenta de la cara de asco que acababa de poner en ese momento.
El camarero trajo la cerveza, Tsuki hizo una cosa que no me esperaba.
-Siento desperdiciar la bebida, pero me acabo de beber un vodka, no voy a beber más.- Sonreí.

Me levanté de mi asiento y observé las manos en contacto de los vampiros que allí se encontraban, apreté los puños a sus espaldas, disimulando miré hacia otra parte.

Mi mirada estaba perdida en la nada, no estaba por la labor de mantener una conversación con Alice y mucho menos de ser agradable con ella. Ella rechazó la bebida que acaba de ofrecerle Tsuki, otra vez sentí el impulso de contestar alguna estupidez pero Tsuki pareció volver a sentirlo, pues acarició mi mano. Aunque quizás fuesen imaginaciones mías.

Alice se levantó y sin previo aviso el vampiro soltó mi mano, en mi interior quise protestar, pero me silencié. No necesitaba estar cogida su mano, no soy una niña pequeña que necesite estar todo el tiempo cogida de la mano de su madre. Permanecí ausente, aún en la silla contemplando como Tsuki se levantaba tras ella. Una punzada de dolor me inundó, ¿qué había realmente entre ellos? Una voz en mi cabeza murmuró algo con un tono burlón que me molestó bastante. "No estoy celosa" Le dije a esa voz poniéndome en pie para poder observar mejor la situación.

Unas miradas se dirigieron a mi, miradas furtivas que parecían estar escuchando y observando todo como si de una telenovela se tratase. Me giré sobre mis talones para observar a un hombre observándome sin ningún tipo de disimulo, mi mirada se llenó de malicia al mirarlo fijamente, amenazándolo con la mirada. Volví a girarme y me acerqué a Tsuki, no llegué a tocarlo, pero sabía que él notaba mi presencia. Sonreí a Alice, aunque no era una sonrisa sincera.

Tsuki se levantó seguidamente después de mí, intenté disimular.
-Es que odio sentirme observada.-
Miré amenazantes a los hombres que allí se encontraban, pero no parecían inmutarse ni avergonzarse sobre lo ocurrido.
Volví la mirada a Tsuki y me dí cuenta de su cazadora.
-Me mola tu chaqueta.- Le dediqué una media sonrisa.
Una bombilla se iluminó en mi cabeza al mirar el rostro de Tsuki, sonreí aún más, sabía que él aceptaría mi propuesta sin protestar.
Cogí un cigarrillo y lo prendí, seguidamente dí una calada y le eché el humo a Tsuki en la cara antes de realizarle mi propuesta.
-¿Has traído tu violín?-
Sonreí una vez más.

Las palabras de Alice no parecían llegar a mis oídos, yo parecía ausente, e inconscientemente, me había casi apoyado en Tsuki, haciendo parecer que eramos una joven pareja, cuando ni eramos pareja ni "jóvenes", a pesar de que cualquier vampiro me tomaría por una niña. El humo que Alice había arrojado a la cara de Tsuki me invadió por unos momentos, consiguiendo aumentar mi odio hacia ella.

- Te queda bien.. - Susurré en su oído al oírlo decir que odiaba su chaqueta, a pesar de no haberlo pensado Alice parecía molesta con esta situación, así que aproveché ese punto a mi favor ignorando el hecho de que hubiese dicho "cita", aunque claro que protesté en voz muy baja, para que sólo él pudiera enterarse de mi molestia. Mi mirada seguía perdida más allá de la chica que tanta desconfianza en mi había creado, no pensaba en nada la verdad, me limitaba a deja pasar el tiempo hasta poder, o bien quedarme a solas con Tsuki, o bien quedarme a solas con Alice y poder al fin ser todo lo borde que en estos momentos me gustaría ser.

- ¿Tocas el violín?.. es un instrumento bonito.. - Murmuré todavía ausente, con mi voz inocente y casi inaudible, simplemente otra de mis muchas máscaras. No quería mostrarme tal y como soy realmente delante de aquella... "amiga" de Tsuki.

La voz inocente de Akasha me ponía de los nervios, parecía aparentar la típica niña que nunca rompió un plato en toda su vida. Ignoré las afirmaciones de Akasha.

-No era simplemente por que me apetece cantar junto a tu Stradivarius.-
Sonreí desafiante a la chica que acompañaba a mi amigo vampiro. Yo sabía perfectamente que en este punto ella ya me odiaría y que no le importaría decirme cuatro cosas, esos casos me suelen gustar bastante, el rencor y el odio es una de las cosas que alimentan la mente de los ángeles oscuros y yo no era una excepción. Sin dudarlo comencé a tararear la primera canción que le oí tocar a Tsuki la noche en la que nos conocimos.
Me volví a sentar en la barra, no me apetecía demasiado estar de pie.

-Bella canción ¿ cierto ?-
Dí otra calada a mi cigarrillo y expulsé el humo realizando una especie de aros, me gustaba bastante hacer eso.

¿Celos? ¿Odio? ¿Ganas de matarla en ese momento? Todo se quedaba corto al describir lo que sentía por la rubia en estos momentos. Algo dentro de mi cabeza me llamaba idiota, otro algo dentro de mi -no sabría explicar dónde- me decía que Tsuki debía enseñarme a mi a tocar, o acompañarme a mi en lindas melodías que nos acompañen allá a dónde vayamos, porque no pensaba separarme de él.

El vampiro se sentó otra vez sin soltar mi mano, apretándola cariñosamente, mientras yo me sentaba a su lado, sin alejarme mucho de él, simplemente para dejar claro a aquella extraña que Tsuki me pertenecía, aunque eso era algo que jamás diría en voz alta. Podía pensarlo, intentar insinuarlo, pero me veía incapaz de admitirlo en voz alta. Mi mirada se desvió un momento para observar las molestas miradas, rápidamente abracé a Tsuki, de forma disimulada, y susurré que por mi podríamos irnos ya.

No podía evitarlo, odiaba que me miraran, odiaba a la humanidad, y a casi todos los seres que poseían vida y "consciencia". No borré mi sonrisa inocente, sólo la retoqué para que en ella se notase que me incomodaban esos ojos puestos en mi, como si en cualquier momento fuese a comenzar a ofrecer cualquier tipo de espectáculo.

La mirada dulce e infantil de Akasha seguía poniéndome nerviosa, y tenía ya bastante con los viejos de la taberna que no paraban de mirarnos, no pude aguantarme más. Me levanté de un salto y me acerqué a ellos, dí un brusco golpe a la mesa donde se encontraban los pervertidos.
-¿Vosotros sois gilipollas o que? Os estáis ganando una hostia de las buenas.-
Mi mirada estaba llena de agresividad, y parecía que se intimidaron un poco.
Me dí media vuelta pero me volví a sentar observada. Volví la mirada hacia atrás y los hombres disimularon mirando hacia otro lado.

Volví con Tsuki y...Akasha...Que asco le tenía a la pobre muchacha. Alcé la mano y el camarero volvió a aparecer.
-Una cerveza fría por favor.-
Sonreí a Tsuki. Puse monedas en la barra y me bebí la cerveza de un trago.

Miré desafiante a Akasha, esa niña me repelía.
Una especie de bombilla se encendió en mi cabeza, realicé una media sonrisa y sin previo aviso, le dí un beso a Tsuki en la boca de unos tres o cuatro segundos, más bien para fastidiar un poco. Me levanté y me dirigí a la puerta de salida. <<Que zorra soy>> Pensé mientras seguía con mi sonrisa enigmática.

La mirada de Alice no solía posarse mucho en mi, pero las pocas veces que lo hacía mostraba un irremediable odio hacia mi, pero yo seguía sonriendole de forma infantil e incluso agradable, aunque eso sólo era otra de mis múltiples máscaras, todas usadas para ocultar a mi verdadero yo, alguien que parecía haber muerto hace mucho.

- ¿No decías que no ibas a beb...? - No pude terminar mi frase, ella se había levantado y había besado a Tsuki, y él no había hecho nada.. No había evitado aquel beso que acababa de destrozar lo poco que quedaba de la Akasha "original", aquella inocente niña que un día fue atacada por un vampiro cuando ya no le quedaba familia ni tenía un hogar. No sentía ganas de matarla, eso habría sido rápido. En ese momento la habría bañado en ácido, habría dejado cicatrices permanentes en su piel, habría hecho que me suplicase para que acabase con su vida. Pero no ahora, no me sentía con ánimos, mis lágrimas amenazaban con empezar a caer y no podía mostrar debilidad. Rápidamente sonreí a Tsuki y casi empujando a Alice me desvanecí.

Caminé rápido, mi "despedida" había sido todo un reto, pero mi sonrisa no se había borrado hasta que me había perdido entre las oscuras calles que algún día podría haber temido, pero en las que ahora esperaba encontrar a uno de esos extraños hombres que secuestraban a niñas para arrebatarles la vida. Maldijo el no ser aquella niña débil, aquella que podía ser dañada con cualquier cosa y aquella que podría morir por un simple bote de pastillas o un exceso de alcohol mezclado con penas y drogas.

Aquella noche, perdida entre las sombras sacié mi sed, llevaba tiempo sin alimentarme pero aún así parecía que nada cambiaba en mi, el enorme vacío me llevó a quedar en aquel lugar que hace unos días me parecía precioso, el cementerio en el que lo conocí.